Contemporáneo de las primeras pirámides escalonadas de Egipto, su continente y su contenido expresan la inteligencia de sus hacedores y, quizás aún más, la profunda fe o espiritualidad ctónica, funeraria, que impulsó estas construcciones y orientó las moradas de sus muertos al camino del sol.
En el Castelu, en el Castelo, apenas dos viviendas casi entrelazadas, reside Joaquín, en un último refugio para una existencia novelesca que tan solo hace unos años comenzó a incorporarse a un sueño de siglos. Cuenta un tiempo pasado, cuando era milagrería pensar que todos tuvieran escuela y despensa
El 25 de marzo del año 1936, las ocupaciones de tierras por casi 70.000 yunteros extremeños pudieron cambiar la historia. Y lo hicieron, aunque no se sientan presentes, ni en el sentido físico del término, ni en las emociones de sus sucesores.
El abate Henri Breuil, el padre de la arqueología moderna, comenzó la primera de sus veladas, de sus estancias, de sus etapas viajeras por Extremadura.
Un proyecto de mina de litio a cielo abierto en la antigua explotación de Valdeflores…a dos kilómetros de Cáceres capital.
Aunque la diáspora de los hebreos se iniciara ocho siglos antes de nuestra era, ha dejado un poso feraz e intangible y huellas en piedra, en las jambas de sus hogares.
Viven en un laberinto de etiquetas, complejidades, burocracia e incomprensión, a menudo camuflados para, paradójicamente, no sobresalir, no distinguirse. Su talento irá al limbo, si alguien, en la familia o en el colegio, no intuye y protege su don.
En Acebo, en la Sierra de Gata meridional, el lote de chajurdones, o chozos de piedra, resiste al abandono, los incendios y la paradoja de ser al mismo tiempo símbolo de encanto y ejemplo de desamparo.
El lince, a gusto en el refugio del dibujante, se presta a disfrutar de su precisión en el retrato de la naturaleza con herramientas tan humildes como el bolígrafo o el lápiz de color. A Manuel García le hubiera gustado conocer a María Sibyla Merian, aquella muchacha de Frankfurt que dibujaba bichos en pleno siglo XVII…
A finales de 1984 se cerró por imperativo gubernamental la línea de ferrocarril entre Plasencia y Astorga. Era el fin del tren de la Plata. Y de hecho, la línea parece muerta en alguno de sus tramos y enterrada en los restantes. Pero quizás tenga una segunda oportunidad.
Dicen que hay una botica sin paredes ni puertas, un almacén extraño abierto a todo el que llega, donde el género ni se compra ni se vende.
El arte de acción, la aproximación a la subjetividad del espectador a partir de los objetos normales y sencillos y un uso distinto de los mismos, con que desgranar la carga poética que poseen
Emilia Oliva y Jonás Sánchez Pedrero. ‘Cuerpo sin voz’ y ‘Bulto’, sus poemarios y en sus voces la obra de otros: Aníbal Nuñez, José Bergamín, Luis Cernuda…
¿Puede haber una carretera que sea sólo baches, sin firme? ¿Y una serie de vías de comunicación que más que comunicar incomuniquen? Entre las localidades de Helechosa de los Montes y su pedanía, Bohonal hablamos de lo más básico: de tener, o no tener, un acceso digno, suficiente, bastante, que cubra necesidades reales, no deseos.
Mariola del Pozo y Carmen Ibarlucea, dos narradoras distintas, pero nunca distantes, que, bebiendo en fuentes diferentes, caminan y comparten unidas por la amistad recíproca y cuentan o narran, incluso refieren, fundamentalmente por la vía oral, pero también por la vía de la escritura, del libro
Entre todos los árboles cuya corteza aprendimos a extraer para emplear, es la del alcornoque la más gruesa. No es una piel, sino a modo de metáfora, pues no tiene lo que sí posee la humana envoltura: una sensibilidad, precisamente, a flor de piel. La belleza de este árbol, de este acto, es intensa. Cuando el sacador desgaja diestramente la primera corteza, la corcha o corcho, de la siguiente capa de su tronco, y esa segunda piel que debe dejar cuidadosamente intacta, aparece desnuda y sonrojada como una mejilla
Piensa el lince con botas que uno está en deuda con sus mentores, con sus mayores y con todos los que le enseñan algo. Y comparte con un joven estudio de eco-arquitectura, con los propietarios de una vivienda tradicional en rehabilitación y con los albañiles a cargo de la obra, la inquietud y la preocupación por la pérdida de una serie de materiales y técnicas cuya importancia cultural y provecho social suponen un peso de belleza que la sociedad moderna descarta albergar sobre sus hombros.
Años después de cruzar a diario la plaza de su pueblo, Lolo Vasco se ha convertido en uno de los fotógrafos más prestigiosos de un género inquieto y comprometido -la fotografía documental-