En el Castelu, en el Castelo, apenas dos viviendas casi entrelazadas, reside Joaquín, en un último refugio para una existencia novelesca que tan solo hace unos años comenzó a incorporarse a un sueño de siglos. Cuenta un tiempo pasado, cuando era milagrería pensar que todos tuvieran escuela y despensa. Hoy la juventud quiere ciudad, nadie les cuenta la hambruna de la que han venido y tampoco preguntan a sus abuelos. Sin embargo, aún pueden hablar.