Cuenta la leyenda que la curva está encantada. Todo esto comenzó una noche lluviosa. Más o menos a las 11:45 de la noche se dirigía una pareja de recién casados en viaje de novios hacia un destino indefinido. La felicidad de los dos se palpaba en el ambiente; la seguridad del muchacho ante el volante era indiscutible, pese a ello, el coche patinó; se deslizó por la carretera y se despeñó por un barranquillo al pie de una curva muy cerrada; los dos amantes, marido y mujer, murieron en el acto (…)