Cerros calizos, cuna de asentamientos milenarios, lugar de paso, de encuentro y desencuentro para civilizaciones de norte a sur, y de este a oeste. Siempre encrucijada de caminos, hoy punto medio entre nombres sonoros, como Sevilla, Madrid o Lisboa… Es un lugar arrimado a otro país, a Portugal, como un puente tendido entre dos antiguos amantes que, tras las luchas y las reconciliaciones, se seducen todavía.