Cada mañana es decididamente una hora viva, una hora feliz en los pueblos que conservan una panadería con horno de leña y un panadero entregado. Al reclamo del pan candeal se alargan las mañanas en el día de hoy, porque vete a saber el porvenir. José Antonio Rodríguez Maestre, el panadero de Talaván, no se ha dejado llevar por la docilidad con que a menudo se consuelan los negocios locales, y ha convertido su tahona en un santuario del pan de pueblo, hasta alcanzar renombre en todo el país. Una alegre voluntad de aprovechar los días, para hacer bien el trabajo y ser pregonero de sus excelencias.