Si hay algo que el paisaje ignora de los seres humanos, ésto son las fronteras. En la Raia luso-extremeña, un trazado nacido hace más de setecientos años, cuando estos lugares vivieron el nacimiento de dos estados que se enfrentaron a ambos lados de un río… En los mapas humanos, es el Erges o Erjas… Para la gente de la comarca, la ribera entre Portugal y España… Los estados hacen sus propias leyes, y los seres humanos que viven en sus límites o extremos las comparten igual que los del centro. En algunas épocas, se cierran las fronteras. En otras, se cobra por el paso de algunas mercancías, o de todas… Y a lo largo de los siglos, desde el nacimiento de la línea divisoria hasta el fin de las últimas aduanas con la entrada en el Mercado Común europeo, las gentes de la Raya luso-extremeña vivieron el destino de todas las zonas de frontera. Resistiéndose a cambiar sus costumbres, comerciaron también cuando lo impedían las leyes. El paso vigilado. Quedaba el desafío de los canchales, la aventura de burlar a los guardias… En épocas de hambre, quedaba… el contrabando.