Aquel hombre era tipógrafo. En 1936, trabajaba en una imprenta de la ciudad de Cáceres, abierta desde 1874. A diario, desde las siete de la mañana hasta las cinco de la tarde, con una hora de alivio para comer en su casa.
Aquel hombre, huérfano desde los cinco años, sabía leer y escribir desde los 14 , e influido por las corrientes obreristas tenía carnet de Izquierda Republicana. Imprimía a cargo del partido folletos propagandísticos.
En noviembre de 1937 fue detenido e internado en un campo de concentración situado a dos kilómetros del centro de la ciudad, en el interior de un cortijo llamado Los Arenales. Allí estaría preso casi tres años. Allí enfermó y fue víctima de hasta cuatro fusilamientos simulados.
Moriría años después sin volver a sonreír.
Sus bisnietos volverían al cortijo, pero para asistir a la celebración de una boda: más de ocho décadas después, el lugar es en la actualidad un hotel de lujo.