En el mes de septiembre de 1932, el compositor y musicólogo berlinés Kurt Schindler, en medio de sus viajes por España y Portugal recopilando un cancionero de folklore y poesía popular, grabó en Valencia de Alcántara a Amado Viera Amores interpretando hasta nueve canciones propias de su pueblo de origen, Ceclavín. El documento sonoro, amén de su valor sentimental, guarda otro histórico: la voz de Viera, quien fuera alcalde de Valencia de Alcántara, no se se volvió a escuchar tras su asesinato en septiembre de 1936, sólo cuatro años después de esta grabación. A fecha de hoy, sus restos mortales permanecen en la fosa común a la que fueron arrojados. Él y otras once personas, cuyos cuerpos nunca han sido recobrados y sepultados con dignidad.