A veces sucede que se emprenden tímidas tareas que merecen poemas heroicos, por modestos que sean, y una de ellas puede ser la de abrir una librería de viejo, esto es, dedicarse a comerciar con libros de segunda mano, en un pueblo de apenas seis mil habitantes… Aún así, este local es una ventana abierta al mundo con el nombre de un barrio tan humilde como irrepetible… Además de vender las páginas ya escritas, ofrecen la alternativa de compartir un nada fugaz paso hacia el aprendizaje de un oficio exigente…