El Lince con botas insiste, junto a sus cómplices inasequibles al desaliento, en su inventario de arquitectura vernácula de uso agrícola y pastoril, construcciones que pasan desapercibidas a la curiosidad humana, demasiado a menudo dirigida a la exaltación del poder y su supremacía. En Acebo, en la Sierra de Gata meridional, el lote de chajurdones, o chozos de piedra, resiste al abandono, los incendios y la paradoja de ser al mismo tiempo símbolo de encanto y ejemplo de desamparo.