Sobre la dehesa pende una amenaza con muchos sospechosos y no menos víctimas. En un suspiro en el tiempo, nuestros bosques aclarados pueden acabar convertidos en llanos desérticos… La causa, entre otras muchas, los efectos del cambio climático, las largas sequías, el abandono de los usos culturales tradicionales y la avanzada edad de la mayoría de nuestras encinas y alcornoques, lo que les convierte en presas fáciles de epidemias poderosas, como la que responde al nombre de ‘La Seca’. El decaimiento de los árboles aún no tiene remedio y el hongo responsable es una especie invasora. Ha llegado el momento de investigar, remangarse y ponerse a trabajar, si se pretenden conservar las dehesas siquiera durante este siglo.