En la novela de Vladimir Nabokov, Ada o el ardor, el personaje protagonista, Ada, le comenta a Van: «Quizás pudiera enseñarle la copia de una naturaleza muerta, absolutamente, fantásticamente exquisita, obra de Juan de Labrador, de Extremadura: racimos de uva doradas y una extraña rosa sobre fondo negro.» Tras décadas de confusión acerca de este artista, al que se creía fruto de la imaginación de Nabokov, se conoció que tras el nombre de Juan Fernández, El Labrador se ocultaba uno de los artistas más enigmáticos y desconocidos del siglo XVII. Rogelio Pérez Mariño dedicó en su libro A contratiempo (2007) un ensayo sobre el anonimato inspirado en la figura de Labrador, escrito que a su vez inspira este documental.